02-09-25.
Por Cristian Vólquez
Son como hienas y biutres; carroñeras que se aprovechan de la desgracia, la indefensión y la desesperación de los más vulnerables.
Su codicia no tiene límites y su falta de escrúpulos da asco.
Han vivido toda su vida aprovechándose de los demás, vendiendo su alma al diablo para satisfacer sus bajos y putrefactos instintos.
Su bajeza y descaro causan repugnancia; pero la sociedad es la principal responsable de que pululen y se salgan con la suya.
¡Son reptiles, ruines, escorias, larvas de moscas!
No tienen moral, vergüenza ni dignidad.
Su ambición desmedida provoca repulsión.
¡El pueblo dede despertar, desenmascarlos; repudiar su comportamientos y hacerles pagar por su bajeza.
"Por sus hechos, los conocereis".

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